Esta mañana hemos vuelto a nuestra rutina; a las 5:30 levantarse y a las 6 caminando.
Comenzábamos en el kilómetro 111,5 a Santiago y en esas andábamos cuando al pasar por delante del monasterio de la Magdalena en Sarria nos despistamos y no seguimos la ruta; nos costó dar un buen rodeo para volver a cojer el Camino y ese es un precio muy caria estas alturas.
Una vez cogido el sendero, tuvimos que atravesar las vías del tren, es algo peligroso porque estas en una curva con una visibilidad nula.
Nos encontramos con un grupo de scouts que rápidamente dejamos atrás aprovechando que estábamos en una zona de subida.
La mañana era muy húmeda y te calaba hasta los huesos. Una vez terminado nuestro ascenso, nos topamos comuna zona boscosa, con pequeños arroyos cruzando el sendero por el que andábamos; enestos tramos el firme está bastante mejor que en jornadas anteriores.
La bruma nos seguía acompañando mientras pasábamos por pequeñas aldeas de 4 ó 5casitas, todas ellas dedicadas a la cría de vacas; nos hemos cruzado con un par de rebaños que han pasado junto a nosotros y son animales que impresonan por el tamaño que tienen.
Uno de los objetivos previstos era superar el kilómetro 100, que un poco psicológico, le quitas una cifra y parece que te quedabastante menos, lo hemos superado y nos hemos hecho la foto de rigor, que es con la que se acompaña el post de hoy.
Hemos pasado Barbadelo, Rente, Lavandeira, Brea, Ferreiros donde hemos parado a desayunar, temiendo no encontrar nada hasta Portomarín, al que hemos llegado a las 11:00 del mediodía, después de atravesar el embalse de Belesar, bajo el que se encuentra el Portomarín antiguo; una parada en el pueblo que se construyó en el año 1960 visita a la iglesia románica de San Nicolás que fué traslado piedra a piedra junto con algún que otro edificio, antes de quedar sepultado bajo las aguas del embalse.
A las 12:00 cogíamos dirección hasta nuestro destino, Gonzar.
Aun estando el piso llano, estando ya el sol en su plenitud y picando subida, junto a los kilómetros andados, los 7 kilómetros hasta Gonzar se nos hicieron cuesta arriba, nunca mejor dicho pues teníamos que salir del valle.
A las 2 de la tarde terminábamos la etapa de hoy tras 30 kilómetros recorridos y pensando que sólo nos quedan 82 y que pronto estaremos en casa.
El pueblo es tan pequeño que hemos estado a punto de pasárnoslo: cinco casas, dos de ellas en ruina, un bar, dos albergues, una pequeña iglesia de traza románica con su cementerio y poco más; bueno si un par de vaquerías dentro del pueblo que nos han tenido suministrados de moscas durante la cena.
Mañana vamos a intentar llegar a Melide, aunque no sabemos como reaccionarán nuestras fuerzas, son casi 32 kilómetros y las piernas pesan cada día más.
Voy a descansar un rato que dentro de poco sonará el despertador anunciando una nueva jornada.
Ya hay muchas ganas de volver a casa.
La conexión es pésima cuando pueda escribo
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