Hoy a sido un día algo atípico en nuestro Camino.
Teníamos previsto levantarnos media hora más tarde para intentar recuperar un poco del cansancio que vamos acumulando; pero nuestra sorpresa fué que llovía con mucha intensidad, por lo que decidimos volver a la cama de nuevo para seguir descansando. Toda la noche estuvo lloviendo, segun nos comentaron después.
Sobre las 6:45 horas nos levantamos porque había parado prácticamente de llover; después del aseo nos pusimos en marcha a las 7:15.
Habíamos decidido que la etapa de hoy sería algo menos dura que las anteriores, el Camino hace mella y hay que ir recuperando. Desde Tricastela hasta Samos fuimos por la carretera porque no sabíamos como estaría el Camino después de la lluvia, temíamos que si el piso era de las características del día anterior acabaríamos muy mal con el calzado que llevábamos que no está preparado para un Camino embarrado.
No se si lo habré comentado anteriormente pero es un auténtico lujo y placer ir caminando entre las arboledas, escuchando los pájaros como sonido de fondo, con el frescor de la mañana.
Pasamos Renche y a las 9:30 estábamos en Samos. Después del desayuno nos acercamos al monasterio para verlo; tuvimos que esperar a que lo abrieran y que nos hicieran una visita guiada.
El monasterio es gigantesco, hay una parte que las está restaurando la Escuela Taller y que estará destinada a Museo, una zona donde siguen viviendo los monjes Benedictinos, otra zona destinada a albergue de peregrinos y otra para personas que realizan retiros espirituales con los monjes del monasterio; este monasterio es el símbolo cultural de Galicia. Nos mostraron los claustros del monasterio, la capilla y la iglesia, fué una visita guiada para los tres compañeros del Camino, todo un lujo.
A la salida de la visita, tuvimos una sorpresa desagradable: la lluvia. Nos colocamos nuestros ponchos y a seguir Camino. Habíamos hecho la mitad de la jornada y por las nubes veíamos que el agua nos acompañaría nuestra otra mitad.
El caminar con agua hace que vayas bastante más despacio, quizás sea algo psicológico, pero la realidad es que te va frenando.
En la etapa de hoy hemos atravesado sólo un par de pueblos, mejor dicho los hemos dejado a un lado del camino, Frollais y Aguiada.
Pasadas las una del mediodía llegábamos a Sarria, tras 21 kilómetros; nos acomodábamos en el Albergue, ducha, repaso de cremas, pomadas, ungüentos en los doloridos músculos y a comer. Después una buena siesta y paseo por la zona vieja del pueblo, que en realidad no tiene mucho: un par de iglesias (una de ellas cerrada) y una antigua fortaleza que está en ruinas y a la que no hemos podido ni entrar; después más de lo mismo: planificación para el día siguiente, si estamos optimistas hasta Gonzar y si nos ponemos pesimistas hasta Portomarín; la mañana nos dirá donde quedamos.
Ahora miraré un par de albegues en los dos pueblos, porque ya empieza a haber problemas de alojamiento: cada vez hay más peregrinos, que inician su Camino al acercarse a Santiago.
Buenas noches
PD. Ya hemos cubierto prácticamente dos terceras partes de nuestro recorrido. Gracias por recordármelo Juana
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