16 de agosto 2011
Un día más me quedaré sentado aquí ….
Pues parece ser que los Radio
Futura tendrían razón, si no lo remediaba nadie.
Nos levantamos tempranito y
bajamos para hacer un desayuno pantagruélico; nada que ver con el del día
anterior en Totana. Aquí era un pan tierno, zumos naturales, huevos revueltos,
quesos, fiambres, jamoncito del bueno, pastelería variada …. Hay que ver si tuviéramos que desayunar
todos los días de nuestra vida lo que la gente desayuna en un buffet de un
hotel, parece como si no hubiéramos comido en un mes, tostadas, queso, fiambre,
zumos, café, pastelitos, más huevos revueltos, tendríamos que levantarnos dos horas
antes y nos faltaría sueldo para la compra.
Casi sin poder movernos después
de nuestro "liviano desayuno" nos dispusimos a acercanos al taller donde debía de
estar ya el vehículo de marras.
Sí. Efectivamente, llegamos antes de que
abrieran ¿qué os pensábais que nos quedaríamos durmiendo? Nooooo.
El coche todavía no había
llegado, claro si no habían abierto, pero nosotros en la puerta esperando; es lo que
tiene depender de un coche para poder disfrutar de las vacaciones. Me
arrepiento de no haber llevado la cámara de fotos para inmortalizar ese momento
de espera en un polígono industrial de Alicante.
Bromas aparte, esperamos que
acercaran el coche al taller y lo recepcionaran. Ya sólo quedaba que lo
diagnosticaran, cosa que suele ser rápida, pero ésta vez tampoco nos iba a
sonreir la suerte, dejaron el coche en una campa que tenían y nos dijeron que
podíamos irnos, que ya nos llamarían.
¿Qué nos fuéramos? ¿Qué ya nos
llamarían? "Que va, que va, nosotros nos quedamos, no nos fiamos ni de nuestra sombra". Después de unas 4 horas dieron el
diagnóstico: “el manguito del turbo tiene una fisura”; bueno ¿y? si estamos en una
capital y un manguito no es que sea ….. craso error: “tendremos que pedirlo y
tardará un día en que lo envíen”.
Menuda cara se nos tuvo que poner.
Vuelta al hotel y a explicar al resto lo que nos habían dicho.
Las peques del grupo habían
estado en la piscina del hotel disfrutando de la mañana, pero cuando se
enteraron que nos volvíamos a quedar en Alicante, no les gustó; intentaron
amotinarse para que las lleváramos ya a su destino: Port Aventura; después de
largas negociaciones, decidieron deponer su actitud y venirse con nosotros a
comer, aunque seguían mirándonos de forma amenazante cada vez que recordaban
que ese día no llegarían tampoco a Tarragona.
Disfrutando del agua de la piscina, todavía no habían recibido la noticia de que nos quedábamos |
Una amiga que se buscaron durante el motín |
Una ligera siesta y un rato de piscina para reponerse y dispuestos a recorrer de nuevo el centro histórico de Alicante para hacer la visita obligada al castillo de la ciudad. Recomendable al 100%, después de subir por un ascensor a gran velocidad los 160 metros que separan el Castillo de Santa Bárbara del paseo marítimo de Alicante, llegamos a una explanada donde se aglutinan pequeños puestos de venta de chucherías y recuerdos del castillo y de la ciudad.
Playas de Alicante desde el castillo de Santa Bárbara |
Sobornándolas para que levantaran su amotinamiento |
Este no es que estuviera amotinado, es que es muy goloso |
Plaza del castillo |
Disfrutamos de las vistas de la ciudad desde las distintas terrazas del castillo, volvimos a descender por el interior de la montaña y dando un paseo nos acercamos a ver la concatedral de la ciudad, que está bajo la advocación de San Nicolás de Bari.
A las puertas de la Concatedral |
Después de cenar volvimos al hotel para descansar. El segundo día había finalizado.
¿Seguiremos muchos días más en
Alicante? ¿Se pondrá la diosa Suerte de nuestra parte? ¿Llegará el manguito del
turbo a tiempo para que lo monten? Todo eso y mucho más mañana; o no.
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