Pues nada que yo creía que me había librado ya de conducir como los ingleses, pero no ha sido así.
Después de tomar el scottish's breakfast, dejamos el hotel y fuimos a recoger el coche. Nuestra primera parada la Rosslyn Chapel, una auténtica joya. Merece mucho la pena visitarla, como todo lo visto hoy. Esta capilla se hizo famosa por el libro de Dan Brawn, el código DaVinci. Está siendo restaurada en la actualidad y le han eliminado una gran cubierta que la ha protegido de las humedades de las lluvias los últimos 6 años.
Hemos dejado la Rosslyn Chapel y hemos puesto rumbo a Melrose Abbey, una abadía en ruinas, era la primera de las cuatro que íbamos a ver hoy. Es impresionante ver el interior de los muros, el sistema constructivo, en definitiva "las tripas" del edificio, estamos acostumbrados a ver la piel, pero aquí ves su interior.
Lo mejor estaba por llegar: Jedburgh Abbey, una maravilla, que con el centro de interpretación y las audiguías, te llevan a ver cada uno de sus rincones, realmente comprendes el porqué de cada una de las piezas del enorme rompecabezas que llegó a ser esa abadía.
Con la satisfacción y la alegría de haber improvisado esta escapada, hemos puesto dirección a Kelso Abbey, esta es la más antigua y poderosa de las cuatro que hemos visitado. Sus muros son de mayor grosor, no dispone de tantos huecos y éstos no son tan grandes.
Como la conversación en el coche era animada nos hemos dado cuenta que nos habíamos dejado atrás Dryburgh Abbey, en el cuál está enterrado Walter Scott, por lo que a la vuelta a Edimburgo hemos pasado a verla, quizás la más flojita que las anteriores, pero también merece la pena la visita.
Una vez terminado este recorrido por los Borders, y como ya eran las 5:00 de la tarde y aquí a esa hora lo cierran todo, hemos decidido volver a Edimburgo para ver la catedral de St. Giles, que ayer por un concierto no pudimos visitar. El recorrido de las abadías, es totalmente recomendable, tanto por los paisajes como por los pueblos y las abadías.
Pero esta vez no hemos tenido la suerte de cara y hemos llegado justo cuando estaban cerrando la puerta, hemos aprovechado que estábamos allí para cumplir un rito, escupir en el suelo en el interior de un corazón hecho de piedra. Dicen que quien lo hace vuelve a Edimburgo, nosotros lo haremos para ver St. Giles.
Para aprovechar nuestras últimas horas, nos hemos acercado al café The Elephant. House, que es donde dicen que J. K. Rowlling escribió algunos capítulos de Harry Potter.
Era los últimos momentos antes de volver al aeropuerto, en el que todavía estamos porque el vuelo tiene un retraso de dos horas, una alegría para el cuerpo, porque llegaremos sobre las 5:30 h. y no tendremos tiempo para descansar en el hotel, pero no importa mucho porque mañana noche estaremos en casa y podremos reventar la cama.
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