lunes, 17 de octubre de 2011

Día 2. Málaga – St. Moritz


Mírala cara a cara que es la primera .....

Otro madrugón …. esto más que un viaje de vacaciones se va a convertir en un maratón de madrugones.

Pues como teníamos previsto ya desde España, íbamos a cojer desde el Foro Buonaparte un autobús que nos llevaría hasta Tirano y desde ahí comenzar una ruta en el tren Bernina por los Alpes Suizos hasta St. Moritz.


Lo primero que hay que recomendar a los que lean esto y no hayan estado en Milán, que compren el pan en España, no será tan bueno pero es más barato, os lo garantizo; dos panes tipo “cateto” 18 euros, para que luego nos quejemos de lo cara que está la vida en España.

Después de cojer el bus y unas cuantas horas y paradas después llegamos a Tirano, un pequeño pueblo de la Lombardía que es limítrofe con Suiza. Nos dió tiempo a comprar unas botellas de vino para el camino, ver una pequeña iglesia y tomarnos unas cervezas en una terracita al sol; la cosa se estaba ya caldeando y presagiaba un viaje cuanto menos “entretenido”.



Al fondo la iglesia de Tirano. Seguimos con los contrapicados, que parece que va a ser la moda fotográfica del año

No sabemos si es una nueva forma de fotografiar o está pidiendo "argo"

La cervecita no puede faltar, para que sea un viaje ejemplar.

No saben quedarse quietas estas muchachas


Cuando cojimos el tren y después de tomar asiento nos vimos prácticamente rodeados de un par de parejas asiáticas y una excursión de brasileiras que nos ayudarían a amenizar la fiesta ¿he dicho fiesta?, perdón el viaje.

La "cosa" empezaba a barruntarse


Hacía fríiiio mucho fríiiio y había que entrar en calor


Comenzó la ascensión en el Bernina express, y pronto comenzamos a ver paisajes idílicos, buscábamos la casa de Heidi, algunos a Marco, pero fundamentalmente lo que empezamos a buscar era el jamón y el lomo ibérico, que habíamos traído desde España, porque empezábamos a tener hambre. Se abrieron unas botellas de vino, se dió buena cuenta del ibérico y sin pensarlo mucho, pasamos a los bailes regionales, más concretamente a las sevillanas, y no fué por efecto del vino ¿o sí?; después cánticos de la tierra, en los que nos acompañaron las brasileiras (ellas cantaban canciones de su tierra); las parejas asiáticas no sabían donde se habían metido. Les dimos el viaje, la próxima vez antes de montarse en cualquier medio de transporte preguntarán si hay españoles a bordo.
 
Mi tesorooooo. Parecía una cesta de navidad, con Zacapa y todo


Ya estaba liada la cosa .... mírala cara a cara que es la primera

...... y olé


Cuanto amorrrrrrr

No tenemos remedio

L'Amparini y dos individuos que nos encontramos en el camino


Cada loco con su tema
 En pleno éxtasis de júbilo llegamos a St. Moritz, estaba nevando y hacía frío pero nosotros ya habíamos tomado medidas tanto exterior como interiormente.

El pueblo es muy bonito, pero el día no invitaba a ver mucho y después de dar una vuelta y hacer unas fotos, pasamos al plan b, comprar chocolate y volver hacia el autobús que nos iba a conducir hasta nuestro punto de origen.


Una vez en Milán nos quedaba ir a recojer los coches en la empresa de alquiler y hacer un buen camino hasta Domaso a orillas del lago Como, que era donde teníamos la siguiente parada.

ehhhhh foto

Después de que el GPS nos dijera un par de veces: “atención calle sin salida”, y de bordear el lago Como llegamos a Domaso, justo para cojer nuestras habitaciones y volver a dar cuenta de los productos que habíamos llevado desde España.

Era demasiado tarde y el día había sido largo; quedaba sólo descansar para que al día siguiente tuvieramos fuerzas de seguir viendo la región de la Lombardía y adentrarnos de nuevo en Suiza, acercarnos a un pequeño pueblo llamado Roveredo, para ver a los hermanos de Pedro, pero no Pedro el de Heidi, si no el de Marisol.

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