Dicen que en todos los trabajos se fuma. Y tienen toda la razón. Hoy tenía que acercarme por la población de la Iruela y junto con un buen amigo nos hemos asomado a su Castillo, gracias a la amabilidad de María, que nos ha abierto la puerta de su casa para que pudiérmos admirar lo que en su día tuvo que ser una grandiosa fortaleza.
La Iruela se atisba a lo lejos en la inmensa roca sobre la que se asienta su Castillo en el que durante distintas épocas se ha ido construyendo, desde los templarios mediavales hasta los nobles del XVI.
Al pie de una gran mole de piedra, se levanta el que fuera templo parroquial bajo la advocación de Santo Domingo de Silos y que fuera construido por discípulos de Andrés de Vandelvira que se encontraba por aquella época construyendo la Iglesia de Santa María de Cazorla. Esta Iglesia de Santo Domingo, ardió en la invasión francesa y más tarde se convirtió en cementerio, del que en la actualidad quedan restos en sus muros.
Llamador situado en la portada norte de la Sacra Capilla del Salvador, que da a la plazoleta del Padre Antonio, dedicada a Santiago Matamoros, patrón de la orden de caballería a la que pertenecía Francisco de los Cobos, fundador de la citada Capilla